Había una vez un conejito muy blanco que se llamaba Benjamín y vivía en el bosque con su familia. A él le gustaba mucho salir a jugar con otros animales, le encantaba ver el color de las flores y saborear las ricas zanahorias y lechugas que había en el campo.
Dentro de su grupo de amigos había una ovejita llamada Eugenia que era muy tímida y siempre esperaba que los demás animales la convidaran a participar en el juego. Benjamín que era muy amigable se le acercaba todos los días para invitarla a jugar y ella gustosa aceptaba.
Una vez la familia de Benjamín decidió irse de paseo una semana para otro lugar. Durante esos días la ovejita miraba como sus amigos jugaban y extrañaba al conejito porque no había otro que la invitara a participar. En la semana que Benjamín estuvo ausente Eugenia se aburrió mucho, pues no jugó ni un solo día.
Cuando Benjamín regresó de su paseo, sus amigos le contaron que Eugenia estaba muy triste y que lo extrañaba mucho. Benjamín les preguntó si ellos la habían invitado a jugar y todos de inmediato le contestaron que no, pues no habían caído en la cuenta de hacerlo. El conejito les dijo que era importante que todos participaran del juego, pues así pasarían momentos más felices...
José Horacio Correa
Jaramillo.
El Señor Oso
El Señor Oso