Poesías


Poesías del Señor Oso


La Gaviota Dorada


¡Qué lindas están tus alas!,
doradas todas sus plumas,
si volar es tu destino,
¿por qué a veces abandonar el camino?

Pías desde lo alto,
cruzas veloz el viento,
y te clavas en picada,
para buscar tu sustento.

En tu boca cuelga un pez
que luchará en tu batalla,
de aguantar durante un día,
tu hambre y tu desaliento.
Sé que al final de la noche,
cuando te cubras el cuerpo,
agradecerás en silencio
tu deseado alimento.

Al despuntar el nuevo día,
como Gaviota Dorada,
seguirás con tu rutina
guiando a tu hermosa bandada.

No dejes que la nostalgia,
preocupe a tus jóvenes pares,
pues también tendrán el derecho,
de aprender como las grandes aves.

¡Qué dorada es tu alma entera!,
como tu pecho y tus alas,
porque enseñas con vocación,
tus destrezas y costumbres sanas.

Final El Señor Oso



José Horacio Correa Jaramillo.
El Señor Oso



El Oso Guitarrista

Recostado entre la silla y la mesa,
se halla un maestro musical,
que construye con sus manos
la guitarra que hará sonar.

Es el Oso Guitarrista,
quien gusta de interpretar,
entre zambas y boleros,
lo que a la gente hace soñar.

Ya se alegra y prende velas
para tocar su guitarra con amor,
se deleita con sus cuerdas,
 sus tonadas y su voz de tenor.
Esta noche pasará,
desbordando de alegría,
con su tono y con su risa,
brindará por su gran vida.

No es una noche común,
es la noche de los ritos,
donde los buenos cantores,
estimulan el espíritu.

Cantad con el corazón,
expresad vuestros secretos,
que llegará el nuevo día
con sus gozosos eventos.

Agradeced al gran Oso
por su guitarra y su poesía,
porque al final de la noche, 
nos hará sentir a gusto y en armonía.




José Horacio Correa Jaramillo.
El Señor Oso



La Ardilla Amorosa

Entonada y pensativa,
con su pasear vigilante,
se encontraba doña Ardilla Amorosa,
en su jardín elegante.

Allí tenía hermosas flores:
rosas, cartuchos y anturios,
y las aves se arrimaban,
para hacer galanteos y augurios.

Augurios de buenos tiempos
para encarar sus faenas
de conseguir alimentos
y bebidas para la cena.
La tildaban de amorosa
por su excelente energía,
animada y generosa
en cada instante de su vida.

Aprendamos de la ardilla
con su manera de ser:
siempre alegre y despierta,
juguetona y muy cortés.


José Horacio Correa Jaramillo.
El Señor Oso



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