Que importante es ser solidarios cuando compartimos con tantas personas y seres vivos, durante el recorrido de nuestra vida y en tan diversas actividades donde formamos diferentes grupos: de amigos, de equipos deportivos, de vecinos del barrio, de compañeros de estudio, compañeros de trabajo, entre otros. Es conveniente sentirnos acompañados y apoyados en nuestros sueños, especialmente cuando tendremos una vida social con tantos altibajos que nos ayudarán a crecer y formarnos integralmente.
Encontré un hermoso jardín primaveral, cerca del pantano de Arcadia, ciudad hermosa llena de edificaciones sencillas de uno y dos pisos, con techos en uve invertidas, con pinturas fuertes rojas, amarillas y verdes, con árboles frutales en sus antejardines que proporcionaban gran sombra y producían frutos diversos como: naranjas, manzanas, peras, guayabas y pomas; y en donde también se encontraban ubicados, algunos juegos infantiles para la diversión de los niños.
Allí en su interior, estas casas estaban adornadas con jardines y con flores muy variadas que contenían y cuidaban en su intimidad, una gran variedad de pequeños animales como: mariposas, abejas, cucarrones, maría-palitos, chicharras y grillos.
Entre los grillos se destacaba uno de color verde olivo, cuando la mayoría de los grillos son de color café o marrón, que entonaba a grandes pitos y cantos, causados por el frotamiento de sus alas una contra la otra y a la alta temperatura ambiental diferentes melodías, pretendiendo como macho que era, con estos altos tonos de pito atraer a las hembras hasta su nido en la tierra, espantar a los otros grillos machos y atraer también en el jardín las miradas de todos sus vecinos insectos, que se alegraban enormemente con sus agudas tonadas.
El grillo “Olivo”, saltaba todo el día...
José Horacio Correa
Jaramillo.
El Señor Oso
El Señor Oso
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