Como es de relajante y divertido, visitar las fincas de nuestros abuelos, especialmente cuando hay un buen grupo de animales domésticos como: los perros, las gallinas, los gatos, los caballos, los toros y las vacas.
Indudablemente en el campo y en las fincas se goza bastante, se disfruta del sol, del agua en las quebradas, del aire fresco, se corre por las mangas, se salta entre troncos y piedras y en ocasiones; participamos y conocemos como niños sobre algunas labores campesinas, tales como: el ordeño de las vacas para obtener la leche del desayuno y de la comida, la cogida de los huevos en el corral de las gallinas, poner el cuido a los animales y hasta nos toca en ocasiones ayudar con el baño de los perros.
Existía en Riograto, ciudad cercana al río grande de la región norte de Colombia, una finca llamada “Agrollano” que pertenecía a nuestra abuela materna y en esta hermosa finca había una distinguida vaca llamada “Amelia”.
Esta vaca era de piel blanca, con dos grandes manchas negras, una en su lomo y otra en su barriga, y se destacaba por ser la más puntual de las vacas llegando siempre de primera al establo en las horas del ordeño.
Sus amigas y compañeras las vacas: Vetulia, Jacinta, Congracia, Perpleja y Antonia, se mostraban a disgusto porque siempre estaban distraídas y realizando...
José Horacio Correa
Jaramillo.
El Señor Oso
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